miércoles, 7 de marzo de 2012

The Artist

Advertencia: Esto será tan objetivo como los comentarios de una abuela sobre su nieto. Sobra explicación!

Admito que suelo dar botes por las páginas de cine. Leo alguna que otra crítica, miro lo que está por llegar, curioseo anécdotas de rodajes y entregas de premios de años pasados. En una de estas incursiones taciturnas leía por doquier las palabras: ARTIST, MUDA, BLANCO y NEGRO. Raro raro en plena era del 3D...
Pues eso, que vi el trailer y después la película y después escuché la banda sonora aparte en Spotify y volví a ver la peli y seguramente, la vuelva a ver pronto. ¿Por qué? Ni siquiera es nada nuevo. O sí. Tengo 19 años crecí viendo a Leonardo DiCaprio en un Titanic que parece absorber al público, a Harry Potter haciendo levitar cosas. Entendedme, algo como esto SÍ que es nuevo. Algo como esto sí es cine.

A veces, y como suele suceder, no se necesitan grandes técnicas para conmover al público. Ni siquiera grandes historias. The Artist consigue conmover con música, miradas y gestos. No necesita frases legendarias, contundentes, impactantes o ingeniosas. Las imágenes ya lo son de por sí. Es evidente que el arte avanza a la par que el mundo. Pero, hay una frase que me encanta que dice: "La vida solo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia delante". The Artist es un guiño al pasado y una advertencia al futuro: avanzar no es olvidar. 

En pocas palabras, una película simple, no excesivamente larga pero lo suficientemente impactante para aquellos que creen que cualquier tiempo pasado fue mejor y aquellos que no se imaginan un futuro (si cabe) más futurista, valga la redundancia. Yo soy de estos últimos. No puedo concebir un mundo cada vez más tecnológico, o tal vez sí pero en el fondo soy una romántica, me gustaría que cosas como estas no se perdieran. Siempre he pensado que los detalles no se miden por lo ostentosos o trabajados que resultan sino más bien por las emociones que desencadenan en uno. 

Ya os dije que sería cosas de abuelitas. Y eso que no he entrado en lo adorable que es el perro, lo sofisticado de sus estilismos y, por qué no decirlo, en la irresistible sonrisa de Jean Dujardin... :)


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