martes, 6 de marzo de 2012

Legaltad

He decidido titular cada uno de mis entradas con el título de una obra sea literaria, cinematográfica, musical o de cualquiera de los géneros artísticos que existen. Empiezo con Legaltad. Admito que es muy poco o nada conocida. Pero, al igual que empecé con Zafón, mi afición por la lectura, la ciudad de Barcelona y una parte de mi faceta tierna, el segundo paso está en lo que espero que algún día me dé de comer: el Derecho. 
Estudiantes de Derecho hay a montones, Juristas, bastante menos. El autor de ese libro, que no sólo despertó mi curiosidad y posterior pasión por la profesión, sino que, además, es responsable (a medias) de mi presencia en esta jungla a la que llamamos mundo, hace la distinción entre juristas y Juristas con una sola letra. Distinción gráfica y simple para una cuestión práctica enormemente más compleja. Pues no es sólo tener un título, (¡válgame Dios!) es, como cualquier oficio, una enorme responsabilidad. Y el que no lo vea y aprecie nunca será Jurista y nunca comprenderá el significado del original vocablo Legaltad.  
Los juristas (buenos, malos y regulares) tenemos el mundo en nuestras manos. O eso me gusta pensar. Quizás haya cosas que se nos escapen, vale, pero es innegable que tenemos el poder de cambiar las cosas, en mayor o menor medida. El Derecho es, por naturaleza, una realidad social. Sin las relaciones humanas no tendría sentido. Entonces, ¿por qué el gremio de los juristas y más concretamente los abogados somos vistos, así? 





Es triste. Pero es la fama que nos hemos ganado. Personalmente, creo que hemos olvidado que "un gran poder conlleva una gran responsabilidad" hasta Spiderman lo sabía. Nosotros podemos hacer que la jungla sea menos jungla. La nuestra no es (sólo) una profesión para ganar dinero. Tenemos una misión que cumplir para hacer de esta sociedad algo donde valga la pena vivir. No entraré en polémicas, en sentencias o casos para poner de manifiesto una realidad que todos conocemos. Todos sabemos como está el patio, la justicia está cada día más en entredicho y siento decir que es única y exclusivamente culpa de los que la trabajan.

Y lo digo sistemáticamente hablando. Lo primero que me dijeron al empezar la carrera fue: no vas a estudiar JUSTICIA estudias DERECHO. Y, aunque nos duela, a veces, estos conceptos no coinciden. Filosofías y teorías jurídicas aparte, lo que Legaltad, y esta entrada, vienen a decir es que el mundo debería estar repleto de profesionales que actúen siguiendo la finalidad de sus respectivos oficios. Trabajando conforme a unos valores y una ética, ganamos todos, a nivel individual y como colectividad. Pasar esto por alto nos puede hacer más ricos, pero no más grandes. Quizás esto suene a ilusiones tontas de una jovencita que todavía no se ha enfrentado a la cruda realidad. Puede ser. Sólo sé que quiero estudiar, trabajar, vivir, llegar a lo que sea por un camino. El camino que mis padres me mostraron desde pequeña, dando ejemplo. Mirad ese libro, no puedo estar más orgullosa de todo lo que hacen. El camino de la honestidad, de la verdadera justicia, el camino de la Legaltad.

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